El sábado a la noche el delantero soñó que en el partido del día siguiente ejecutaba un penal y era gol porque amagaba y disparaba a la izquierda del arquero que se iba, engañado, hacia su derecha.
El domingo, el árbitro cobró un penal para su equipo y el delantero, que tenía muy presente el sueño, amagó a la derecha y le dio hacia la izquierda del arquero, casi con displicencia, respondiendo a la premonición.
El arquero, que se había volcado justamente hacia su izquierda, no tuvo que hacer mucho esfuerzo para detener la pelota.
El delantero se quedó estático, azorado. La perturbación se multiplicó cuando el arquero, al pasar a su lado, mientras sacaba la pelota le dijo en tono canchero: “los sábados a la noche me tiro a la derecha, los domingos a la tarde, no”.
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2 comentarios:
Hola Diego M. Obvio que no hay drama y ya te agregue en los links amigos. Un poco de cultura siempre viene bien. Mas que nada para saber que no se acaba el mundo en Nubios (?).
Abrazo de gol.
Qué decir, ¡excelente blog! Suelo leer algún cuento de aquí antes de acomodar todo y empezar a laburar.
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