Por Sergio Soler
Sonó el silbato. Pablito empezó a tomar carrera. Si convertía el penal él y sus compañeros iban a ser los campeones. Miraba reconcentrado a Ricardo, su mejor amigo. Ahora, su enemigo. Quería hacer el gol. No quería hacer el gol.
El silbido del silbato se estiraba. Ricardo se agazapó e intentó concentrarse en la pelota. Si atajaba el penal él y sus compañeros iban a ser los campeones. Miraba reconcentrado a Pablito, su mejor amigo. Ahora, su enemigo. Quería atajar el penal. No quería atajar el penal.
De pronto, del silbato del árbitro comenzaron a salir flores, mariposas, unicornios, hadas y duendes. El césped del área dejó de ser verde y se transformó en un colchón multicolor, lleno de caramelos.
Se formó un camino entre la pelota y el arco. En esa extensa carretera con ríos y montañas a la derecha y una selva a la izquierda circulaban autos, bicicletas, y gentes transportadas en lomos de elefantes, pegasos, burros y dromedarios. El cielo surcado por helicópteros celestes y anaranjados y astronautas con alas se dejaba ver azul con nubes blancas y violetas.
Desde ambos extremos de la carretera los contrincantes comenzaron a avanzar en sentido opuesto. Los transeúntes, los paseantes, los que volaban, todos, absolutamente todos los aclamaban.
Paso a paso fueron avanzando entre medio de la multitud hasta encontrarse finalmente a mitad de camino. El árbitro dejó de hacer sonar al silbato. No podía explicarse cómo pateador y arquero reían juntos en el medio de la cancha. Uno de ellos se negaba a patear. El otro no quería atajar.
Cuando estuvieron frente a frente Pablito y Ricardo se abrazaron y, sin decirse palabras, salieron volando y se llevaron la pelota.
Este cuento fue seleccionado en una antología que se publicó en el marco del Congreso Internacional de Escritores de San Juan en 2009.
1 comentario:
Este penal me dejó un sabor dulce, con es reminiscencia de la infancia, esas actitudes que preferentemente tienen el tinte de la niñez...la amistad, la lealtad.
Me gustó el estilo y la trama.
Hermoso
Sonia
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